COSITAS INTERESANTES..!!!

Junio de 2.015

LA IMPORTANCIA DE LAS COMPETENCIAS CIUDADANAS.

La mayoría de personas suelen quejarse de la difícil situación que rodea nuestro tiempo presente. La contaminación, el desempleo, la inseguridad, el analfabetismo entre otros hacen parte de una serie de situaciones que no permiten el desarrollo armónico del gran colectivo en el que vivimos.
Se busca a quien culpar de todas estas situaciones, pero pocas veces nos detenemos a pensar que podemos hacer cada uno de nosotros por mejorar con esto.
La educación en competencias ciudadanas desde temprana edad podría ser una de las salidas no para erradicar estas problemáticas de raíz; pero si para crear una nueva sociedad que no piense y actué de forma consciente en pro del contexto donde vive.



marzo 6 de 2.015

JUNTOS TRABAJAMOS MEJOR.

Una alianza efectiva familia-colegio favorece y asegura un mejor rendimiento académico, desarrollo integral y actitud hacia el aprendizaje en los niños. Además, los colegios que integran a las familias obtienen mejores resultados en términos de calidad de educación. El colegio necesita de los padres para fomentar el compromiso académico de los estudiantes y complementar las enseñanzas en cuanto a hábitos y disciplina. Los padres necesitan del colegio para tener la confianza de que sus hijos están siendo bien formados y bien tratados, para obtener ayuda sobre cómo apoyar de manera efectiva a sus hijos en los aprendizajes y manejar de forma correcta los cambios propios del desarrollo de sus hijos.

POR QUE ES IMPORTANTE LEER CON LOS NIÑ@S?




Algunas razones para hacer de la lectura un espacio familiar en los primeros años de vida de nuestros hijos.





  • Al no existir presiones alfabéticas, durante la primera infancia es posible concentrase en el vínculo afectivo que conecta a las palabras, las historias y los libros con los seres humanos. Vincular los libros con el afecto de los seres más importantes y queridos, permite crear un nido emocional para afrontar los retos posteriores de la alfabetización, pues antes de ingresar al código escrito, el niño ha tenido la oportunidad de experimentar las compensaciones vitales de la lectura.
  • Así como nadie duda de que puedan enseñarse los fonemas o los números, también es posible enseñar –vale decir, transmitir y fortalecer– el amor por la lectura, haciendo explícitas las conexiones entre la literatura y la vida. Este aprendizaje se transmite, casi por ósmosis, en el intercambio amoroso y sin presiones de un adulto con un niño, especialmente durante los primeros años de vida. Así como se enseñan datos, es posible “el arte de enseñar” placer y sentido en la experiencia de lectura y resulta más sencillo de lo que parece: basta un adulto cercano, consciente de su papel como “cuerpo que canta y cuenta” y como texto por excelencia del niño.
  • Aprender a leer alfabéticamente hasta convertirse en lector autónomo es un largo rito de tránsito que requiere mucho más de un año lectivo. (Es falso que concluya el último día de primer grado). Los ritmos y las variaciones entre los lectores concretos, aunque tengan la misma edad y compartan el mismo pupitre, son enormes. Así mismo, el logro de la alfabetización rudimentaria e instrumental no garantiza que los niños estén capacitados para leer textos adecuados a su nivel de desarrollo afectivo e intelectual, a su deseo o a su necesidad simbólica. En los primeros años de alfabetización hay un desfase entre la capacidad de decodificación mecánica y la necesidad de desciframiento vital. Por eso, el adulto debe mantener viva la magia de las historias y leer al niño los textos que su psiquis y su deseo necesitan.
  • No se ha comprobado ninguna relación entre la rapidez con la que un niño aprende las primeras letras y su futuro como lector autónomo, que alcanzará siempre y cuando cuente con un adulto que le siga leyendo las historias que necesita para su crecimiento emocional, mientras adquiere la fluidez necesaria. (Muchos “lectores compulsivos” de 11 años que asisten a nuestros talleres, sacaron Insuficiente en lectura silábica durante los primeros grados, pero tuvieron a su lado adultos que los siguieron acompañando paciente y respetuosamente durante el largo rito de tránsito).
  • El argumento más contundente para trabajar la lectura desde la primera infancia es que garantiza la inclusión de la familia en torno a un gran proyecto de educación integral que fortalece vínculos afectivos y comunicativos y enriquece el desarrollo emocional e intelectual. Como anotaba antes, los bebés no andan solos sino que, detrás de ellos, vienen el padre, la madre, los hermanos e incluso los abuelos. De ahí que los proyectos de lectura en la primera infancia se constituyan en una alternativa poderosa de prevención, comunicación y educación conjunta. Leer con los niños logra cambiar los esquemas de los adultos –incluso de los no lectores– impulsándolos a recuperar sus cuentos de infancia y el placer ligado a las palabras. Y, al cambiar esos esquemas, su comunicación con los pequeños adquiere nuevos significados. A lo largo del trabajo hemos comprobado que los padres que aprenden a cantar y contar cuentos abrazando a sus hijos, encuentran herramientas para afianzar su comunicación. Muchos reportan haberse “reconciliado” con el placer de la lectura, gracias a las historias que leyeron para sus hijos. (¡También para sí mismos!) En un país como el nuestro, inculcar el placer de leer en familia puede y debe constituirse en herramienta para involucrar a los padres en la educación de sus hijos desde muy temprano.
  • El argumento anterior nos permite hacer una formulación inversa: es imposible “enseñar” el placer, el sentido vital y el amor por la lectura, sin involucrar a los mediadores adultos, es decir, a los padres, maestros y bibliotecarios. Los trabajos de animación a la lectura que ignoren el papel fundamental de la escuela, la familia y la comunidad como “instancias de mediación” entre los libros y los niños, serán insuficientes. Más que proyectos de lectura para una población específica, hay que plantear un trabajo de equipo que garantice una formación simultánea y sistemática, tanto de los niños como de los adultos.
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